martes, 22 de abril de 2014

Caer de un puente con paraguas.

Paseaba lentamente, cojeando, dolorido, por el puente de Vallparadís, fumandome el último cigarrillo Whinston de mi arrugado paquete de tabaco, me deslizaba lentamente, pero con dignidad, por las remodeladas aceras de estética naútica, - otro prodigio más del urbanismo surrealista de la ciudad donde nací...

Me detuve un momento , justo en el lado izquierdo, en el lugar por dónde un primo lejano de mi padre se arrojó, en los años 60, utilizando un enorme paraguas negro a modo de paracaidas; las varillas naturalmente, conocedoras sensatas de las leyes de la física, se doblaron hacia atrás forzadas por la presión del aire y el episodio –previsible- acabó en una absurda caída que afortunadamente fué frenada por las ramas de los frondosos árboles existentes en aquella época.

A toda la família les pareció increíble que sobreviviera. Como increíbles me parecieron siempre las historias que se contaban de él sobre su misteriosa capacidad de poder ver el cuerpo desnudo a través de la ropa, siempre y cuando el tejido fuera de color rojo. En el fondo la envídia.. me hacía fantasear con la posibilidad de haber heredado en mis genes algo de ese prodigioso milagro sensorial.

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