martes, 19 de noviembre de 2013
El faro.
Afortunadamente todavía se nos presentan, se nos regala o simplemente encontramos por pura casualidad, algunos instantes memorables en la breve existencia en los que entorno y nuestro propio ser se mezclan en un Todo pseudodivino, el corazón abre su pupila ciclópea y absorbe como un enorme aspirador atómico la realidad, revitalizando y transmutando en dulces seres ilusionados, cada una de nuestras células. En ese mismo instante, existo... no pienso. Vivo y me siento vivo e inexplicablemente, algunas veces hasta siento ganas de vivir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué te ha parecido? ¿Qué piensas? Tu opinión es importante.