martes, 22 de abril de 2014

Otelo

Esta mañana he despertado en el sofá con un petrificado bulldog francés llamado Otelo mirándome fijamente, con sus enormes y sobresalientes ojos negros de batracio a un palmo de mis pupilas dilatadas por el espanto.

La nariz chata, moqueando un hilo de baba espumosa de un palmo de longitud de un considerable grosor que le caía de la boca por el flanco derecho mientras emitía un sonido bronco, profundo, gutural, lastimero, mezcla de queja y de insinuación erótica, aunque simplemente se tratase de una justa reclamación de derechos.

Adentrandome en el frío aire mañanero, cierro lentamente la puerta de entrada y de salida ante la trufa amorfa y húmeda que remata su hierática mirada despidiéndome con un absurdo, ilógico e incomprensible: !hasta luego, Otelo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué te ha parecido? ¿Qué piensas? Tu opinión es importante.